Madre Elena Bettini
Elena Bettini, es la última de cinco hermanos, nace en Roma el 06 de enero de 1814. Frecuentó la escuela de las maestras Pía Filippine. La primera biografía que se conoce de ella la muestra dócil, muy obediente a sus padres, preocupada y atenta de sus estudios. Se sabe que superada la adolescencia comenzó a enseñar la Doctrina Cristiana en la Parroquia Santa María del Llanto.
El período histórico en que le correspondió vivir se caracterizó por la existencia de grandes y graves problemas sociales, la pobreza era fuente de ignorancia y sobre todo de miseria moral.
Elena Bettini, es una figura que logró una particular inserción en la situación social de la época y su obra reviste pleno significado en la actualidad. La educación en la formación humana y religiosa de los más necesitados fundada en la confianza de la Divina providencia, fue su máxima ferviente sostenedora.
No obstante lo anterior, este tiempo para Italia fue, un siglo particularmente fecundo en fundaciones religiosas, sobre todo femeninas. Elena Bettini pertenece a este grupo de almas sensibles.
La vida de Elena Bettini, a los dieciocho años tiene un giro decisivo; cuando se dirigía a la Iglesia San Marco como era de costumbre, impedida por un fuerte temporal se cobijó en el templo más cercano a ella, la parroquia San Carlo ai Catinari, donde se acercó al confesionario, encontrando en esa ocasión al Párroco Tommaso Manini, Barnabita. Éste capta el alma sensible de Elena y con el tiempo le propondrá la Fundación de la Congregación de la Hijas de la Divina Providencia, cuya finalidad se orientará a la educación de la niñez desvalida de aquellos tiempos, concretizándose bajo el pontificado de Pío IX. En el transcurso del tiempo la congregación se extendió en Italia de Norte a Sur.
El libro de las crónicas de la Hijas de la Divina Providencia dice: “En la mañana del 21 de Diciembre de 1894 a las 01:15 hrs. pasaba a mejor vida la Reverenda Madre Fundadora Madre Elena Bettini, de 81 años no cumplidos; 60 de los cuales en su totalidad dedicados a la educación de los niños pobres. Sus hijas acongojadas, son fortalecidas por las virtudes y ejemplos de la Madre, que vivirá siempre en sus mentes y corazones”.